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lunes, 18 de febrero de 2013

"Aceptamos el amor que creemos merecer"

"Queremos brindar por nuestro nuevo amigo. Ves cosas y las entiendes: eres un marginado"

Con esta frase Charlie (Logan Lerman) es recibido en la isla de los inadaptados, tomando las palabras de Sam (Emma Watson), en un breve discurso del hermanastro de Sam, Patrick (Ezra Miller), que ve en un tímido chico de primer grado un nuevo amigo por conocer.





Es uno de los momentos más vibrantes de esta película dirigida por Stephen Chbosky, autor del libro en el que se inspira la película. 

Ambientada en los años 90, la película narra una historia estudiantil a partir de la figura de un recién llegado a un instituto norteamericano donde tendrá que sobrevivir a la fuerte estratificación de la sociedad estadounidense. Su capacidad intelectual, su timidez y aparentes problemas psicológicos del pasado no van a servir de mucha ayuda a Charlie que buscará refugio en su imaginación y sus libros para llenar el vacío de la soledad... hasta que conoce a Patrick y a Sam, dos hermanastros sin complejos que se apoyan en un reducto de reducto de amigos, todos ellos incomprendidos. Este tridente (Charlie, Patrick y Sam) nos guiarán a lo largo de la película a través de una descripción psicológica de estereotipos sociales y anti-estereotipos como ellos entre los que amor y amistad son a veces confundidos y entre los que descubrimos una perfecta sintonía emocional debido a sus semejanzas tanto en problemas del pasado como en caracteres del presente. 

Toda un viaje de emociones en el que no podía faltar la música, una cuidadosa selección de temas de la época que, bien como banda sonora o mediante menciones implícitas en los diálogos aportan a la narración la atmósfera ideal para el desarrollo de la historia. A través de las conversaciones entre Sam y Charlie, quien desarrollará de este modo su gusto musical, podremos disfrutar de baladas como la compuesta por "los reyes de los corazones rotos" o también conocidos como The Smiths.


Es el arte en general el que se pone de manifiesto en esta película bien a través de la música como del musical o el teatro o por medio de la literatura en el caso de Charlie, enamorado de los libros y con intención de convertirse en escritor. 

La película trabaja las subidas y bajadas de ánimo a través del argumento y se apoya para ello en temas de marcada tendencia que sujetan la acción para cargarla de emoción: bien para el desenfreno o para la lágrima fácil. En los momentos más delicados, aparte de las baladas como la ya citada Asleep, destaca la aportación de The Innocence Mission.



Acordes repetitivos, sintetizadores y la sugerente voz de Karen Peris en un tema tranquilo cargan de dramatismo escenas de confesiones y frases para el recuerdo:


Y para todo lo contrario nos quedan las dosis de locura que también ofrece esta película, en su mayoría encarnadas por la ilustre pareja de hermanos. Como punto de inflexión en la película y sin duda uno de los mejores momentos, nos queda ese baile en medio de la pista del instituto. Dosis de surrealismo desinhibido y mágico que hacen de esta películas con ambiciones indies una comedia romántica para disfrutar de momentos tan sutiles como éste:



Charlie pierde el miedo a relacionarse, se abre a un mundo  nuevo de experiencias al son de Come on Eileen de Dexys Midnight Runners.

Los amantes de los Beatles no se quedan sin referencia a uno de sus grandes temas, una de sus grandes baladas. La isla de los inadaptados celebra por navidad una especie de "amigo invisible". De entre todos los regalos, Sam recibirá de forma anónima un LP de Something despertando incluso una lágrima en sus ojos al descubrirlo. Quién se lo envía lo tendréis que descubrir....



Pero sin ánimo de adelantar más acontecimientos vamos a hablar de uno de los temas centrales de esta historia. Figurándonos una autopista y una ranchera imaginemos también que en la radio de esa ranchera suena Heroes de David Bowie...


Charlie se levanta en la parte de atrás de la ranchera y tras sostener la mirada de Sam levanta la vista, extiende los brazos y se deja llevar por el viento que golpea al ritmo de Bowie. Dejándose llevar por este momento de felicidad repite una de las grandes frases de toda la película. "En este momento, juro que somos infinitos" para que justo después explote el estribillo de la canción, se nos ericen los pelos de la nuca y salgamos del cine con una sonrisa en los labios y unas ganas tremendas de volver a escuchar la banda sonora.






Alberto Ortiz

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