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sábado, 16 de marzo de 2013

Tiempo de Samba

Viajamos a Brasil y no podemos dejarnos caer por su ciudad más importante sin introducirnos en el jugoso mundo que nos ofrecen la salsa y sobre todo la samba. La gracia de los movimientos de este característico baile es el mejor remedio para cualquier depresión. Contratiempos y síncopas en la inigualable Río, caderas y timbales entre las callejuelas que dividen las favelas.

Esta semana desde Música Sin Distorsión os lanzamos una selección de canciones brasileñas para que los paseos por esta ciudad conviertan vuestra visita a Rio de Janeiro en un viaje más que especial. Pueden recorrer con nosotros la historia de la samba a la vez que se deslizan por los mágicos rincones de la ciudad del fútbol.



Desde las postrimerías del siglo XIX existe este género que apareció por la llegada de las familias negras venidas desde África (mayoritariamente de Angola) como resultado de una fusión  no solo musical sino religiosa y cultural entre la yoruba, el congo y el catolicismo, de hecho, palabra samba proviene de semba en ciertos dialectos africanos y significa orar o invocar a los espíritus brasileños.

A principios del siglo XX, la desacralización del estilo desembocará en la aparición de los primeros compositores como Pixinguinha, saxofonista y flautista que embaucará a toda una generación con sus suaves melodías y sus ritmos carinhosos.


Los años 30 fueron la pista de despegue a nivel de profesionalización de este género gracias a la aportación inigualable de Ismael Silva que iba a formar, junto a un grupo de artistas, la primera escuela de Samba cuyo nombre fue Deixa Falar. Años de magia sambera en los que dicho género se convertiría en la música oficial del país. Silva y compañía abrieron un camino escrito en letras con la forma de vestidos de carnaval pues fue esta generación de artistas la que adaptó las primeras canciones de samba a los bailes de carnaval de la época.



El entonces poderoso medio de comunicación de la radio permitió que el fenómeno de la samba se extendiese en múltiples direcciones y no solo a nivel geográfico sino estilístico. Los años 40 y 50 fueron los testigos de una aparición de una amplia variedad de subgéneros como la samba-canción que con ritmos más lentos y melódicos constituyó más adelante la creación de los primeros boleros. La samba canción fue un estilo que permitió abarcar temas más profundos en las letras, de corte más melancólico, como el dolor o la angustia muy enfrentados a los tópicos que la samba tradicional abarcaba mucho más centrada en la vida de las favelas o las costumbres femeninas. Son hijos de este género canciones como Ninguém Me Ama, en este caso versionada por Maria Creuza.


Si en los 40 es la samba canción el género musical brasileño por excelencia, a partir de los 50 la revolución musical llega con la bossa-nova nacida de una fusión entre la samba y el pujante jazz. Su éxito nació de la simplicidad instrumental mezclada con la capacidad de aunar los callejeros y carnavalescos rasgos de la samba más popular con la suavidad y la tranquilidad musical. La influencia del jazz complicó las armonías y sofisticó las melodías con disonancias y modulaciones que incorporaron al estilo un cariz más elevado y haciéndolo protagonista de cafés y clubs de música para las altas esferas culturales del país. João Gilberto, Tom Jobim, Vinícius de Moraes son algunas de las caras más importantes que dieron forma y sonido a este nuevo género que pronto se constituiría como una de las grandes aportaciones brasileñas a la música internacional.


Tras toda separación o divergencia musical son muchos los protagonistas del deseo de volver a las raíces de los estilos. Con la samba pasó lo mismo, diez años después de la mano de artistas como Billy Blanco o Paulinho da Viola quienes de algún modo inspiraron el “Movimiento para la revitalización de Samba de Raíz” promovido por Centro de Cultura Popular junto con la Unión Nacional de Estudiantes.  Conflicto entre estilos que probablemente aportó más de lo que retrasó la evolución del estilo. Durante este periodo relativamente conflictivo, artistas como da Viola nos dejaron delicias como esta:


Los años venideros constituyeron un periodo de olvido en el que, salvo excepciones como el estilo del Partido Alta, la samba perdió fuerza con respecto a la música disco y al nacimiento del rock brasileño. La década de los 80 se convierte sin embargo en un momento de resurgimiento de la samba en la escena nacional gracias al Pagoda: un nuevo estilo popular  muy ligado al baile. Renovó la samba con ritmos mucho más ágiles. Estilo alegre y vivo protagonizado entre otros por Zeca Pagodinho entre otros y que nos dejó canciones de  un espíritu muy bailable como este:


Las variaciones de géneros siguen un camino tortuoso desde los 90 hasta que en el siglo XXI, con la llegada de las fusiones con Rap y nuevos estilos se consolida una forma nueva de hacer samba. Aún así, aparece a la vez un elenco de artistas con la intención de volver a las raíces de este estilo como Teresa Cristina o Marquinhos de Osvaldo Cruz. A su vez los grandes clásicos han mantenido su presencia en el genero y grandes de la samba como Gilberto Gil siguen llenando estadios (15 de marzo en Sao Paulo).



Acabamos aquí esta selección histórica de clásicos de samba con el deseo de que sean estos éxitos los que acompañen vuestros futuros viajes a la ciudad brasileña.

Alberto Ortiz

(Artículo obtenido de City Insights, diario de prácticas de la universidad Carlos III)

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