Viajamos a Brasil y no podemos dejarnos caer por su ciudad
más importante sin introducirnos en el jugoso mundo que nos ofrecen la salsa y
sobre todo la samba. La gracia de los movimientos de este característico baile
es el mejor remedio para cualquier depresión. Contratiempos y síncopas en la
inigualable Río, caderas y timbales entre las callejuelas que dividen las
favelas.
Esta semana desde Música Sin Distorsión os lanzamos una selección de canciones brasileñas para que los paseos por esta ciudad conviertan vuestra visita a Rio de Janeiro en un viaje más que especial. Pueden recorrer con nosotros la historia de la samba a la vez que se deslizan por los mágicos rincones de la ciudad del fútbol.
Desde las postrimerías del siglo XIX existe este género que
apareció por la llegada de las familias negras venidas desde África
(mayoritariamente de Angola) como resultado de una fusión no solo musical sino religiosa y cultural
entre la yoruba, el congo y el catolicismo, de hecho, palabra samba proviene de
semba en ciertos dialectos africanos y significa orar o invocar a los espíritus
brasileños.
A principios del siglo XX, la desacralización del estilo
desembocará en la aparición de los primeros compositores como Pixinguinha,
saxofonista y flautista que embaucará a toda una generación con sus suaves
melodías y sus ritmos carinhosos.
Los años 30 fueron la pista de despegue a nivel de
profesionalización de este género gracias a la aportación inigualable de Ismael
Silva que iba a formar, junto a un grupo de artistas, la primera escuela de
Samba cuyo nombre fue Deixa Falar. Años de magia sambera en los que dicho
género se convertiría en la música oficial del país. Silva y compañía abrieron
un camino escrito en letras con la forma de vestidos de carnaval pues fue esta
generación de artistas la que adaptó las primeras canciones de samba a los
bailes de carnaval de la época.
El entonces poderoso medio de comunicación de la radio
permitió que el fenómeno de la samba se extendiese en múltiples direcciones y
no solo a nivel geográfico sino estilístico. Los años 40 y 50 fueron los
testigos de una aparición de una amplia variedad de subgéneros como la
samba-canción que con ritmos más lentos y melódicos constituyó más adelante la
creación de los primeros boleros. La samba canción fue un estilo que permitió
abarcar temas más profundos en las letras, de corte más melancólico, como el
dolor o la angustia muy enfrentados a los tópicos que la samba tradicional
abarcaba mucho más centrada en la vida de las favelas o las costumbres
femeninas. Son hijos de este género canciones como Ninguém Me Ama, en este caso
versionada por Maria Creuza.
Si en los 40 es la samba canción el género musical brasileño
por excelencia, a partir de los 50 la revolución musical llega con la
bossa-nova nacida de una fusión entre la samba y el pujante jazz. Su éxito
nació de la simplicidad instrumental mezclada con la capacidad de aunar los
callejeros y carnavalescos rasgos de la samba más popular con la suavidad y la
tranquilidad musical. La influencia del jazz complicó las armonías y sofisticó
las melodías con disonancias y modulaciones que incorporaron al estilo un cariz
más elevado y haciéndolo protagonista de cafés y clubs de música para las altas
esferas culturales del país. João Gilberto, Tom Jobim, Vinícius de Moraes son
algunas de las caras más importantes que dieron forma y sonido a este nuevo
género que pronto se constituiría como una de las grandes aportaciones
brasileñas a la música internacional.
Tras toda separación o divergencia musical son muchos los
protagonistas del deseo de volver a las raíces de los estilos. Con la samba
pasó lo mismo, diez años después de la mano de artistas como Billy Blanco o Paulinho
da Viola quienes de algún modo inspiraron el “Movimiento para la revitalización
de Samba de Raíz” promovido por Centro de Cultura Popular junto con la Unión
Nacional de Estudiantes. Conflicto entre
estilos que probablemente aportó más de lo que retrasó la evolución del estilo.
Durante este periodo relativamente conflictivo, artistas como da Viola nos
dejaron delicias como esta:
Los años venideros constituyeron un periodo de olvido en el
que, salvo excepciones como el estilo del Partido Alta, la samba perdió fuerza
con respecto a la música disco y al nacimiento del rock brasileño. La década de
los 80 se convierte sin embargo en un momento de resurgimiento de la samba en la
escena nacional gracias al Pagoda: un nuevo estilo popular muy ligado al baile. Renovó la samba con
ritmos mucho más ágiles. Estilo alegre y vivo protagonizado entre otros por
Zeca Pagodinho entre otros y que nos dejó canciones de un espíritu muy bailable como este:
Las variaciones de géneros siguen un camino tortuoso desde
los 90 hasta que en el siglo XXI, con la llegada de las fusiones con Rap y
nuevos estilos se consolida una forma nueva de hacer samba. Aún así, aparece a
la vez un elenco de artistas con la intención de volver a las raíces de este
estilo como Teresa Cristina o Marquinhos de Osvaldo Cruz. A su vez los grandes
clásicos han mantenido su presencia en el genero y grandes de la samba como
Gilberto Gil siguen llenando estadios (15 de marzo en Sao Paulo).
Acabamos aquí esta selección histórica de clásicos de samba
con el deseo de que sean estos éxitos los que acompañen vuestros futuros viajes
a la ciudad brasileña.
(Artículo obtenido de City Insights, diario de prácticas de la universidad Carlos III)
Alberto Ortiz
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